jueves, 29 de julio de 2010

REGLA 6 DE DALE CARNEGIE


" Haga que la otra persona se sienta importante y hágalo sinceramente. ¿Qué hay en él que se pueda admirar honradamente? Trate siempre de que la otra persona se sienta importante. "Haz al prójimo lo que quieras que el prójimo te haga a ti". Jesús de Nazaret. Todos queremos la aprobación de todos aquellos con quienes entra en contacto. Queremos que se reconozcan nuestros méritos. Queremos tener la sensación de nuestra importancia en su pequeño mundo. No queremos escuchar adulaciones baratas, sin sinceridad, pero anhelamos una sincera apreciación. Para que la vida de una persona cambie totalmente puede bastar que alguien la haga sentir importante. Hábleles a las personas de ellos mismos y lo escucharán por horas." (Dale Carnegie)
Hace años que leí el libro de "Como ganar amigos e influir sobre las personas" de Dale Carnegie, recuerdo que lo devoré, pues la mayor parte de lo que dice, se repite y se ha repetido a lo largo de mi vida.
Uno de estos días fuí a un hipermercado a comprar un colchón y resultó que cuando me lo trajeron a casa mi hija se dió cuenta que me había equivocado en la medida, era de 1,90 cm y el que yo necesitaba tenía que ser de 1,80 cm pues sino no encajaba en la cama. Así es que volví a la tienda para pedir que me lo cambiaran, la dependienta una chica joven la cual tenía un brazo escayolado, un poco sería, me preguntó si lo había sacado de la bolsa de plástico, le dije que si, entonces me dijo que me iba a tomar nota pero que pensaba que no me lo iban a cambiar, todo esto me lo decía un tanto fría y seca, en esto yo que no paraba de mirarle el brazo escayolado, le pregunté que le había pasado, y empezó a explicarme con todo detalle que se le habían caído unos palets de madera encima del brazo y se le había hecho un esguince, entonces sucedió algo mágico que he experimentado otras veces, empezó a sonreir y a mostrarse más amable y me dijo que guardara otra vez el colchón en la bolsa de plástico y la precintara, que pensaba que no habría problema y me lo cambiarian, se despidió muy simpatica y cuando vinieron a casa a hacerme el cambio, no hubo ningún problema.
Y es que a las personas nos gusta que nos pregunten por lo nuestro. La próxima vez que os ocurra algo parecido, haced la prueba y vereis que cambio. Debéis demostrar sinceridad, preguntad normalmente, sin adulaciones, pues no se trata de adular y sino de hacer que la otra persona se sienta importante de alguna manera, además no daría resultado.
Y os recomiendo este libro, os va a encantar y sobretodo a ayudar en vuestra vida.

jueves, 22 de julio de 2010

AMANECER EN LA COSTA BLANCA


Una de las cosas que más me gustan del verano en esta zona, es levantarme a eso de las siete de la mañana y disfrutar del frescor matinal y de su olor, pues hay un olor especial. Me asomo a mi terraza y veo ese resplandor anaranjado que se va difuminado con los resquicios del violeta de la noche. También se ve la silueta de "La Serra Gelada", es un espectáculo encantador.
Acompañando a este paisaje, oigo a las gaviotas que empiezan a revolotear y un poco a lo lejos se oye el griterío de la gente que sale de las discotecas, los coches de policía, alguna que otra ambulancia, es verano y los jóvenes aprovechan hasta el último momento para divertirse, lo que pasa es que alguno ha perdido el límite, lástima.
A medida que pasan los minutos, el Sol va subiendo sin freno y sus rayos empiezan a abrasar y ahora tenemos otra clase de ruidos, el del portero de la finca con el soplador de hojas con el que las barre, los autobuses que se detienen a la puerta del hotel que está enfrente de mi casa y no apaga el motor y molesta un montón, o sino cuando empieza a hacer marcha atrás con su Pip-pip-pip, luego a lo mejor pasa un quad haciendo un ruido ensordecedor y para colmo mi perrita que no aguanta tampoco los ruidos,( no me extraña), si tengo la terraza abierta sale desenfrenada, ladrando como una loca y tengo que salir corriendo a meterla para adentro y cerrarle las puertas.
El calor cada vez se hace más insoportable y he aquí que empiezan a cantar, si se puede llamar así, las cigarras o chicharras como les llaman por aquí, es que se ponen como locas, como se ponga una en tu terraza te ametralla los oídos.
Aparte de todos estos ruidos, los días son espléndidos y los que están de vacaciones disfrutan de lo lindo en la playa o en las piscinas, luego salen a pasear por la noche o se van a alguna discoteca o pub o también a jugar al boley a la playa, hay mucha opción.
Los que estamos trabajando los miramos con recelo y nos decimos para nuestro adentro, "ya pronto me toca a mi."